Dr. Eliseo Mora Sánchez
2023-04-14 |
La rodilla es la articulación más grande del cuerpo y se requieren rodillas sanas para la mayoría de las actividades diarias. La rodilla está formada por el extremo inferior del fémur (fémur), el extremo superior de la espinilla (tibia) y la rótula (rótula). Los extremos de los tres huesos donde se tocan están cubiertos de cartílago articular, una sustancia suave que protege los huesos y les permite moverse con facilidad. Los meniscos se encuentran entre el fémur y la tibia. Estas dos piezas de cartílago en forma de cuña actúan como "amortiguadores" que amortiguan la articulación. Los ligamentos largos mantienen unidos el fémur y la tibia y mantienen estabilidad. Los músculos largos del muslo dan fuerza a la rodilla.
Todas las demás superficies de la rodilla están cubiertas por un revestimiento delgado llamado membrana sinovial. Esta membrana libera un fluido que lubrica el cartílago, reduciendo prácticamente a cero la fricción en una rodilla sana. Normalmente, todos estos componentes funcionan en armonía. Pero la enfermedad o lesión pueden distorsionar esta armonía, lo que resulta en dolor, debilidad muscular y función reducida.
Todas las demás superficies de la rodilla están cubiertas por un revestimiento delgado llamado membrana sinovial. Esta membrana libera un fluido que lubrica el cartílago, reduciendo prácticamente a cero la fricción en una rodilla sana. Normalmente, todos estos componentes funcionan en armonía. Pero la enfermedad o lesión pueden distorsionar esta armonía, lo que resulta en dolor, debilidad muscular y función reducida.